viernes, 23 de noviembre de 2012




Animales Endémicos

Esos animales son la rana fisgona de labios blancos, que vive en algunas zonas del Pedregal de San Ángel; el gorrión serrano, que habita en la región de pastizales en Milpa Alta; el teporingo o conejo de los volcanes, cuyo hábitat se ubica en las partes medias de la sierra nevada del Chichinautzin, y el ajolote, de Xochimilco.

Éste último es el más amenazado de los cuatro, debido a la presión que se ejerce sobre la zona chinampera del suroriente de la ciudad, a la contaminación de las aguas, la escasez de éstas y la introducción de peces exóticos que se alimentan de ellos.

En eso coincidieron especialistas en biodiversidad, que presentaron ayer el libro “Animales SOS”, una publicación dirigida para niños, realizada por Magda Cárdenas y Mara Dueñas, que cuenta con el respaldo de la Comisión Nacional para el Conocimiento y el Uso de la Biodiversidad (Conabio).

Biodiversidad 

Gracias a la diversidad de climas y sistemas montañosos complejos de nuestro país, México es uno de los lugares del mundo con mayor diversidad de plantas y animales: más del 12% de las especies conocidas en el planeta habitan en territorio mexicano, muchas de éstas endémicas.
Parece increíble que con toda la población humana (20 millones de habitantes) de la Ciudad de México y sus alrededores, aún se hospedan aproximadamente 3,000 especies de plantas y 350 especies de vertebrados terrestres, plantas y animales. Esto significa que tenemos albergado el 2% de la biodiversidad del mundo, el 30% de los mamíferos del país y el 10% de las aves. De hecho, el 59% del Distrito Federal ha sido definido como “Suelo de Conservación Ecológica”, distribuido en 8 delegaciones del sur de la ciudad. De éstas, las que más riqueza biológica tienen son Cuajimalpa de Morelos, Magdalena Contreras, Milpa Alta, Álvaro Obregón y Tlalpan.

Hoy en día, el constante estrés que vivimos y la poca atención que prestamos a nuestro medio ambiente han puesto en peligro a todas estas especies. Debemos ser conscientes de su importancia como eslabones indispensables para mantener el ecosistema en equilibrio. Cada elemento de nuestro ambiente es fundamental y alterarlo sólo nos llevará a nuestra propia extinción pues los fenómenos naturales no son ninguna casualidad sino la consecuencia que nosotros mismos, los seres humanos, hemos generado por no convivir en armonía con nuestra naturaleza.